LORENZO GUTIÉRREZ. La finca de Can Fasser, situada de forma estratégica frente al mar en el núcleo del Port d´Andratx, presenta actualmente un avanzado estado de degradación y abandono que no pasa desapercibido. El paso de los días la afecta inexorablemente sin que nadie haga nada por evitarlo y, lo que es peor, ante la pasiva mirada de su propio propietario, el Ministerio de Medio Ambiente.
Por aliento municipal no será. Durante la etapa en que Margalida Moner era alcaldesa, viajó a Madrid cargada de ideas e inquietudes. Allí pidió a Jaume Matas, entonces titular del Ministerio, que comprara la apreciada finca.
A día de hoy, Moner, que actualmente es directora del Teatre Principal, argumenta cómo en aquellos tiempos incluso entregaron al ministro Matas un proyecto para acondicionar la casa y la finca en general.
Durante la legislatura pasada no faltaron tampoco los viajes a Madrid para solicitar al Ministerio que cediera el uso de la finca al Ayuntamiento de Andratx. De hecho, los sucesivos gobiernos municipales han intentado realizar los mismos trámites sin que haya resultados satisfactorios hasta la fecha.
El estado de la finca olvidada del Ministerio de Medio Ambiente es pésimo. En Can Fasser, una parcela de 20.338 metros cuadrados, la maleza está descontrolada, las basuras y escombros se amontonan y la casa amenaza el colapso. La degradación en general se apodera de este pulmón verde junto a la zona húmeda del Saluet.
Para limpiar los terrenos y conservarlos de forma puramente natural, el ex regidor de Medio Ambiente, Gabriel Puigserver (PSM-Entesa), puso en marcha un proyecto con el que introdujo varias vacas en la finca.
La limpieza se conseguía con el pasturar de los animales sobre el terreno, tal y como pasaba antaño en estos mismos terrenos que acogieron la última vaquería de producción local que abastecía leche para numerosos vecinos del municipio.
Puigserver, veterinario de profesión, siempre que habla de la finca recuerda con cariño que el día que nacía su hijo a él le toco asistir el parto de una vaca de Can Fasser. Ahora, como ex mandatario del consistorio, afirma que durante su gobierno en Andratx sus inquietudes sobre las mejoras en la finca chocaron directamente contra la crisis y la desidia de algunos políticos. Según el nacionalista, esos fueron los principales obstáculos que hundieron, una vez más, la ilusión local.
Puigserver no recuerda el número de veces que, durante los pasados cuatro años, se reunió con el máximo responsable de la Demarcación de Costas en Balears, Celestí Alomar. "Les pedí una actuación, les recordé numerosas veces que la finca era de ellos, le hice saber que sentíamos vergüenza de ver como estaba Can Fasser", manifestó el edil."Pero ahí no quedó todo", añade el ex regidor. Puigserver cuenta que el antiguo equipo de gobierno fue "con un convenio redactado hasta el mismísimo Ministerio de Medio Ambiente, en Madrid". Allí les recibió una alto cargo y revisaron los textos, que incluso están avalados por la Conselleria de Medio Ambiente del Govern.
"En el convenio reflejamos una actuación educativa turística en la finca a tres bandas donde el ayuntamiento de Andratx se reservaba el mantenimiento de Can Fasser y su gestión en general", añade el regidor del PSM-Entesa. En ese texto, las otras instituciones eran las responsables de acondicionar la casa y la finca, donde preveían la apertura de una centro de interpretación marítimo terrestre en la zona junto a un museo, entre otros servicios.
"La crisis como respuesta de Madrid y la desidia de algunos políticos a las órdenes de Madrid hundieron nuestra ilusión", condena Puigserver. Mientras, la inversión de 330 millones de pesetas que hizo el exministro Matas en el año 2000 no ha servido de nada, a la espera que alguien comience a restaurar el espacio.
